China es, como los académicos mencionan, una potencia económica dentro del sistema internacional. Al poseer dicho estatus, esto le permite expandir sus horizontes, estableciendo lazos comerciales en ciertas regiones del mundo a través del proyecto One Belt One Road para formar zonas de influencia económicas, políticas y culturales. África es una de ellas.
Las relaciones entre China y el continente africano no son una novedad. Desde la década de 1950 la potencia asiática ha intentado acercarse a los países africanos, pero éstos en ese momento tenían la finalidad de obtener el reconocimiento legítimo del país en la arena internacional, lográndolo en 1971.
Ya en el siglo XXI, las relaciones se han intensificado entre la potencia y África, ya que, según Council of Foreign Affairs, China es el mayor socio comercial del continente desde 2009. Actualmente, el volumen de comercio entre ambos sigue en aumento, teniendo más de 10.000 empresas operando en la región.
El establecimiento de dichos lazos se basa principalmente en la inversión extranjera directa, y en los préstamos que otorga China hacia países como Angola, Nigeria y Etiopía. Asimismo, según el Foreign Policy Research Institute, dichas inversiones directas se han presentado no sólo en forma de préstamos, sino también como forma de asistencia militar y como créditos a la exportación.
Se puede afirmar, tal como menciona el Fondo Monetario Internacional (FMI) en una de sus investigaciones, que la ayuda china ha tenido un impacto positivo en los países africanos. Proyectos como la construcción de infraestructura y redes eléctricas fomentan la productividad y la creación de empleo, logrando reducir la desigualdad económica proveniente de dichos Estados. Inclusive, se ha hablado mucho acerca de la inversión en los puertos africanos, de los cuales 46 de ellos han sido financiados y operados por entidades chinas. Algunos de ellos pueden verse en el siguiente mapa:

Fuente: Center for Strategic & International Studies
¿Qué beneficios y qué perjuicios le brinda invertir en la región?
Estas acciones mencionadas demuestran que el gigante asiático busca afianzar cada vez más las relaciones con el continente, pero resulta necesario conocer el beneficio que brinda dicho acercamiento. Por un lado, se pueden ver ventajas materiales en cuanto la obtención de recursos naturales, como energía y materias primas. Por el otro, los beneficios intangibles se aprecian en la presentación de China como un modelo a seguir, logrando establecer una zona de influencia y mostrando su poder blando.
China no solo construyó una estrategia basada en inversiones y relaciones comerciales, sino que también promovió la imagen del “compromiso, solidaridad y unidad” en la ciudadanía y gobiernos africanos. Estas ideas se plantean en conjunto con la política de no injerencia en los asuntos internos de los Estados, lo que refuerza la imagen positiva de los países acerca del gigante asiático.
Además, al no tener un legado histórico negativo con el continente, China puede legitimarse como un socio más “verdadero y confiable” que otras opciones como Estados Unidos y los países europeos, ya que dichos Estados han sido responsables de cuestiones como la esclavitud y la colonización africana, por lo que su comportamiento ha generado la pérdida de confianza en ellos.
Aun así, si bien los países africanos han prosperado y confiado en la ayuda del gigante asiático, los problemas acerca de las deudas impagas son cada vez más frecuentes. En este sentido, para financiar varios proyectos, China renegoció con algunos países cerca de $50 mil millones en préstamos en los últimos años. Esta cuestión no es algo que beneficia a la potencia, ya que se habla de una mayor dependencia económica de gobiernos que se encuentran inmersos en un ciclo de deudas y préstamos que no pueden devolver.
La inversión a través de Taliaferro
La búsqueda de influencia a través de la financiación económica generó grandes beneficios para China como la imagen positiva dentro de las poblaciones africanas; pero dichas intervenciones también han significado mayores implicancias. En este sentido, el autor Taliaferro con su teoría de balance de interés nos explica que China no puede retirar las inversiones o “dar marcha atrás” porque entraría en juego su estatus y su prestigio.
Lo que se ve como una maniobra arriesgada, Taliaferro nos indica que se debe a la aversión a las pérdidas, concepto que deriva de la teoría prospectiva. En palabras más simples, los líderes intensifican las intervenciones periféricas para recuperar pérdidas pasadas y evitar riesgos a futuro. Por esto, en lugar de reducir las pérdidas actuales, intentan rescatar aquellos que ya no poseen, lo que deriva en una trampa para la potencia, ya que no puede salir de aquel círculo vicioso de inversión y préstamos.
Asimismo, el autor menciona que las intervenciones de una potencia en las periferias se realizan evaluando un cálculo costo-beneficio. En este caso, China ponderó mantener su estatus de potencia, ganando presencia en este espacio geográfico, el cual le sirve para continuar su iniciativa de la Ruta de la Seda. Por otro lado, deberá decidir si los costos de quedarse son más altos que las ventajas de irse.
Sin embargo, el estatus y prestigio internacional no es lo único que afecta a los cálculos estratégicos que realiza China en sus inversiones. La competencia con Estados Unidos también cobra relevancia en está cuestión, ya que ambas potencias buscan posicionarse como los “socios preferidos” de los países periféricos. Esta competencia económica, tecnológica y geopolítica se expande hacia todos los rincones del mundo.
¿Cómo seguirá esta relación con el paso de los años?
En esta batalla en la que entran en juego costos vs. beneficios, la posición que China ha tomado es clara: la cooperación y la inversión en África continuará, a costa del gran endeudamiento africano que impide devolver dichos gastos pronto. En el largo plazo, el país asiático deberá continuar realizando cálculos estratégicos para evaluar qué medidas tomar para mejorar su posicionamiento internacional.
China puede apreciar el valor escondido que se encuentra dentro del continente africano. Se estima que para 2050, África representará el 30% de la población mundial, pero podríamos preguntarnos: ¿Por qué está cuestión es importante? En síntesis, no solo implicaría el aumento de mano de obra, sino también de consumidores que necesitarán hogares e infraestructura para seguir subsistiendo. Ahí es en donde China se posiciona como el mejor candidato.
Entonces, podemos rescatar que el acercamiento de la potencia asiática tiene sus ventajas y desventajas, aunque según lo ha explicado Taliaferro, China ya ha caído en la “trampa” de invertir en la periferia, y sería muy difícil poder retirarse. Aun así, dichas intervenciones generan prosperidad y desarrollo en la región que ayudará al crecimiento de las sociedades africanas.
Fuente portada: David Aswani