En la actualidad, la demanda internacional de electricidad crece con gran velocidad. Para satisfacer la necesidad de sus clientes, la industria aumentó la generación eléctrica a base de combustibles fósiles, pero ¿qué impacto tiene en el mundo? ¿Por qué no se reemplaza por energías renovables?
La Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) es un organismo formado por treinta países y asociado a ocho naciones como colaboradoras. Su objetivo principal es la concreción de políticas que fomenten la fiabilidad, accesibilidad y sostenibilidad energética para los Estados miembro. El sector eléctrico aspira a tener cero emisiones netas, lo que significa evitar en sus actividades los gases de efecto invernadero para proteger así al clima. Entonces, se debe eliminar el uso de combustibles fósiles que tengan carbono, a saber, se deben “descarbonizar” para impedir la distribución de agentes contaminantes como el dióxido de carbono (CO2).
En ese sentido, China, Japón, Corea, Estados Unidos e integrantes de la Unión Europea se han comprometido con la causa, al igual que cientos de empresas y organizaciones, lo cual explica el crecimiento de la generación de energías renovables. Hay expectativa respecto a la incorporación masiva de la energía solar y eólica, además de que se busca implementar fuentes hidroeléctricas y geotérmicas para anular el impacto de los gases hacia mediados del siglo XXI.
Para una mejor comprensión de la situación mundial, desde la IEA se realizan diversos estudios y análisis. La primera edición del “Informe del mercado eléctrico” fue divulgada en diciembre de 2020 y en sus páginas refleja el impacto del Coronavirus en el sector. Se incluyeron evaluaciones, proyecciones y explicaciones de las emisiones de electricidad. También se definió que en 2021 se lanzarían cada seis meses nuevas publicaciones para actualizar los datos del mercado eléctrico a nivel global. El pasado mes de julio, la agencia dio a conocer su segundo informe.
Recuperación: una cuestión de regiones
La pandemia del Covid-19 tuvo un impacto negativo a nivel económico, golpeando a todos los sectores de bienes y servicios. En 2020, el mercado eléctrico sufrió una caída en la demanda, que comenzó a repuntar a principios del año entrante. El grado de recuperación fue diferente de una región a otra.
Actualmente, China es el país líder en materia de recuperación porque su demanda subió un 4% de un año a otro, incluso mejoró en un 15% sus valores previos a la pandemia. En cuanto al indicador “corregido por el clima”, hubo un repunte de un 16% en respecto a 2019. Hay que remarcar que se estudia esa variante puesto que según la estación del año y las condiciones climáticas puede haber mayor o menor solicitud del servicio eléctrico. La IEA remarcó que la solicitud de los servicios eléctricos de los chinos continuó su crecimiento acelerado durante la primavera. La situación de India también presentó un aumento respecto al clima de un 10%, en comparación con el mismo período de 2019, aunque el ritmo de avance se pausó por la segunda ola de Coronavirus en abril del 2021.
Fuente: IEA, traducción propia
En Europa, las restricciones sanitarias implicaron una baja en la demanda de electricidad “corregida por el clima” a principios del 2021. Como plasma el informe de la Agencia Internacional de la Energía, no es clara la tendencia en los países europeos, pero sí se identificó una recuperación parcial de las pérdidas generadas en 2020.
Fríos, calores y calefacciones
El factor clima es determinante tanto en el aumento como en la disminución del consumo de energía eléctrica de los ciudadanos. Las temperaturas templadas reducen la demanda, siendo lo que explica la baja global de un 1% en 2020. Como 2021 está presentando picos fríos, principalmente en el hemisferio norte, las personas buscan satisfacer la necesidad de calefaccionar sus hogares, aumentando la demanda de energía eléctrica. Los países más afectados por esta “ola polar” son Francia y Estados Unidos.
Esta tendencia favorable no se refleja en el mundo comercial. Las industrias han disminuido el consumo de electricidad en todo el mundo, pero, tanto en EEUU como en Europa, el avance de la vacunación y el cese de restricciones por el Coronavirus fomentaron una recuperación en el sector productivo. Los rebrotes de casos significaron caídas en la demanda, a excepción de China, donde siguió creciendo rápidamente.
Carbón: otro elemento en consideración
El “Informe del mercado eléctrico” expone la situación de la Unión Europea en enero, febrero y marzo del 2021. La generación de energía por emisión de carbón volvió a los niveles anteriores a la pandemia gracias a la caída de un 14% de la producción de energía eólica. A su vez, el aumento del precio del gas en Europa disminuyó el cambio de combustible de carbón a gas, aspecto que impulsó a muchos países a “descarbonizar” sus centrales eléctricas. Entre mayo y julio de este año, la electricidad basada en combustibles fósiles se redujo, mientras que hubo un incremento en la preferencia por las energías renovables.
En territorio chino, hubo una expansión récord de las energías renovables, atenuando el uso del carbón en la generación energética entre un 58% a 64% hacia fines del 2020. La tendencia se mantuvo y, en lo que va del 2021, la IEA observó una mayor disponibilidad de energía hidroeléctrica, solar fotovoltaica y eólica, en contraste con la caída del carbón al 61%. A la luz de la reciente promesa de China de lograr emisiones netas nulas para 2060, este cambio muestra el desafío que implica para el país asiático disminuir la utilización de carbón cuando la demanda de electricidad está en ascenso.
En el caso de la India, la participación del carbón en el suministro eléctrico superó los niveles anteriores a la crisis del Coronavirus. El uso de dicho elemento creció un 11% y también lo hizo la producción renovable, que aumentó un 13% entre 2019 y 2021. En abril, el país hindú sufrió la segunda ola de la pandemia, que desencadenó en más participación de las energías renovables en la generación de electricidad, que, según estima el informe, fue de un 22%.
Respecto a Estados Unidos, la suba del precio del gas trae de vuelta la generación de corriente a carbón. Tras alcanzar un máximo del 44% en julio de 2020, la proporción de la generación a gas en la matriz de suministro eléctrico de Norteamérica disminuyó al 35%. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, el cambio de gas a carbón se debe a la multiplicación de su precio. Entre marzo y mayo de 2021, la cuota de carbón rondó un 20%, en simultáneo con el crecimiento de la producción renovable. En cuanto a las energías sustentables, suelen alcanzar su punto máximo en la primavera, cuando la demanda es baja y la producción es alta. Este año registraron un récord histórico de un 25%.
Podríamos sacar en limpio que la escasa producción de energía hidroeléctrica en los principales mercados de la electricidad a inicios del 2021 llevó a la quema de combustibles fósiles adicionales y fomentó las emisiones de carbono. Si bien se están incorporando las opciones renovables, las temperaturas templadas y las sequías locales dificultan un uso masivo de las mismas, lo que tiene un impacto ecológico en el mundo. Las consecuencias más adversas son el calentamiento global, el efecto invernadero, y la contaminación de aguas y suelos.
Año nuevo, impactos nuevos
El Fondo Monetario Internacional espera que las economías se recuperen en 2021. Esto supone un fuerte crecimiento en las principales potencias, que se vería reflejado en aumentos del PBI de los países y la generación de nuevos empleos.
Los precios del gas natural vienen recuperándose, reduciendo la competitividad de costos de las centrales eléctricas de gas en los mercados de energía clave. Su posible consolidación en 2022 incentivaría la construcción de nuevas infraestructuras. Respecto a los precios del carbón, seguirán siendo estables en Europa. En Estados Unidos, podrían bajar hasta un 10% los precios del gas, lo que implicaría que muchas centrales eléctricas usen este compuesto para generar energía en lugar del carbón. En China, a partir de este año, funciona un régimen nacional de comercio de derechos de emisión de carbono. El informe proyecta que a mediano plazo esto puede contribuir con la disminución de las emisiones de CO2.
En términos más generales, la IEA prevé mejoras en la demanda mundial de electricidad para 2021 y 2022, las cuales serían de un 5% en lo que queda del año corriente y de un 4% en el próximo. China e India serán probablemente los mayores consumidores.
La generación de electricidad renovable seguirá prosperando, aumentando un 8% en 2021 y más del 6% en 2022. Por su parte, la energía nuclear crecerá pero solo 2%. El grado de incremento de la electricidad a base de combustibles fósiles es mayor y logra satisfacer el 45% de la demanda. El crecimiento del gas está por detrás del carbón, ya que juega un papel menor en la región de Asia-Pacífico, y se enfrenta a una competencia cada vez más grande de las energías renovables en los Estados Unidos y Europa.
Fuente: IEA, traducción propia
A modo de conclusión, el organismo internacional da a entender que la demanda seguirá creciendo y pronostica que las emisiones de CO2 del sector eléctrico aumentarán en los próximos años. Teniendo en cuenta las metas de los países miembro de “descarbonizar” la producción energética para cuidar al planeta, aún hay mucho que hacer. Será necesario reducir esta modalidad y optar por el camino de la energía renovable, pero para eso es necesario lograr rentabilidad para que sea posible.
Excelente trabajo para esclarecer los cambios energéticos, en momentos de incertidumbre mundial, por covid y desastres naturales q nos azotan.
Muchas gracias!! Es importante tomar consciencia y replantearnos el accionar respecto al tema
Muy bien Dulce, Felicitaciones
Muy interesante.Una excelente puesta a punto en un tema trascendental y actual .Movilizador informe que nos invita a reflexionar y a re plantear nuestra conducta como actores activos en esta materia
Me alegra mucho!! La idea de contarles del informe es justamente para reflexionar y repensar nuestra relación con la electricidad y cómo cuidarla ayudaría al planeta.