Guerra híbrida y operaciones psicológicas en el conflicto de Hamas e Israel

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La recurrente escalada del conflicto deja entrever las profundas divisiones entre los grupos más extremistas como Hamas. La organización es conocida formalmente como Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina y nació como oposición a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fundadora del actual Estado Palestino en Cisjordania. 

A diferencia de la OLP, fundada por Yasser Arafat, Hamas niega a Israel su derecho a existir como entidad estatal acusándola de controlar el sistema internacional, como lo manifiesta en el “Pacto de Hamas” de 1988. A su vez, se opone a Al Fatah, partido que actualmente gobierna la Autoridad Palestina y que ha permitido que la sociedad palestina de Cisjordania pueda participar en las diversas actividades económicas que se desarrollan en el Estado de Israel. 

En contraposición a Hamás, la OLP firmó los acuerdos de Oslo en 1993, poniendo fin a la primera Intifada (en hebreo, “transgredir») y recibiendo el premio Nobel de la Paz. Es así que la actual Autoridad Palestina nace con el beneplácito del Estado de Israel. No obstante, Hamas nunca lo reconoció y siguió con sus ataques terroristas contra Israel. Tras las elecciones generales en 2006, Hamas obtuvo la hegemonía en la Franja de Gaza, mientras que Al Fatah mantuvo el control de Cisjordania. 

“El enemigo de mi enemigo es mi amigo” 

Asimismo, la presencia del conflicto entre Israel y Hezbollah (“El Partido de Dios” en árabe) en el Líbano ha anulado la animadversión entre ambas facciones del islam, Sunnies (Hamas) y Chiies (Hezbollah), unificando los intereses de ambos grupos. Israel generó el caldo primigenio de esta pequeña alianza, pues cientos de miembros de Hamas fueron deportados al Líbano a principios de los años 90,́ donde recibieron adiestramiento por parte de Hezbolá y financiación de Irán. 

El origen de ambas organizaciones tiene su raíz en las sucesivas derrotas del panarabismo. Ambos grupos, Hamas y Hezbollah, triunfaron en territorios marginales donde los movimientos árabes nacionalistas y laicos fracasaron, permitiendo lo que se concibe como la “implantación” del Estado de Israel, fracaso entendido como el reconocimiento del Estado de Israel, un tratado de paz o la apertura de negociaciones diplomáticas o comerciales formales con los Estados árabes (Egipto, Turquía, UAE, etc).  

Hamas y Hezbollah son una de las principales amenazas para las democracias estables en la región. Hablamos tanto del Líbano, considerado un posible Estado fallido, como de la Franja de Gaza. A su vez, estos  grupos obtienen mayor popularidad no sólo ejerciendo su autoridad en sus territorios, mediante el control y adoctrinamiento de la población, sino también utilizando su influencia en los medios de comunicación. A nivel internacional, ambos han tomado relevancia en los medios y en las redes sociales, logrando “limpiar” parcialmente su imagen en los medios occidentales y en el mundo arabe.

Su alianza no implica un acuerdo de defensa mutua entre ambos grupos,  sino la posibilidad de un ataque en conjunto hacia Israel. Una demostración que el proverbio arabe “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” sigue más que vigente. En este sentido, esta alianza entre Hamas, Irán y Hezbollah constituye un intento de lograr un cambio de balance de poder a favor de Irán.  

Por esta razón, los sistemas de defensa tierra-aire de las Fuerzas de Defensa de Israel (Tzahal) no están en su máximo esplendor, como lo han demostrado los ataques de Hamas a Tel Aviv. Así, la Tzahal  debe considerar un posible ataque de Hezbollah con la misma metodología que despliega Hamas sobre las ciudades del norte de Israel, con la diferencia de que el arsenal de Hezbollah es mucho mayor. Esto se debe a que Hezbollah es una organización proxy de Irán. En efecto, no sería lo que es hoy sin el apoyo iraní o el entrenamiento de miembros del Pasdaran (Guardia Revolucionaria).

Esta situación es un ejemplo de la llamada “guerra asimétrica”. La misma se entiende como el enfrentamiento entre dos contendientes que disponen de fuerzas desiguales. Este tipo de conflictos han ocasionado un desastre humanitario en Gaza y múltiples bajas de palestinos en Cisjordania de parte de Israel, además de ser el principal argumento de organismos como Human Rights Watch para denunciar un genocidio por parte del Estado de Israel contra los palestinos. 

El retorno de la geopolítica y una guerra entre proxies 

Sin embargo, Israel no se ha enfrentado a la Autoridad Palestina directamente, ni es una guerra de dos contendientes, sino de un Estado contra varios Estados o potencias revisionistas del actual orden regional.

En este caso, los actores revisionistas son potencias regionales o intermedias que utilizan diversos proxies (fuerzas delegadas) para atacar a Israel, buscando generar conflicto en disposición de mejorar su situación en posibles negociaciones. Por ejemplo, Irán busca una mejor posición en negociaciones sobre enriquecimiento de Uranio, manteniendo encendidos diversos conflictos en Medio Oriente. 

Ahora bien, en virtud de enriquecer nuestro análisis sobre este conflicto, entendemos que, más que una guerra asimétrica, se trata de una guerra híbrida entre un Estado contra dos amenazas no convencionales apoyadas por un poder revisionista. Al no existir un consenso general sobre la definición de este tipo de conflicto, se circunscribe al marco teórico de la guerra asimétrica, como sucede con el conflicto entre Israel y Hamas. 

Imagen: BBC / Getty Images

El disparador del conflicto actual 

La escalada de violencia entre Hamas y Israel es resultado del avance de los asentamientos israelíes en territorio palestino, donde  Israel reclama derechos históricos y religiosos en Cisjordania. Esta última se encuentra dividida entre el control militar israelí y la administración de la Autoridad Nacional Palestina. Motivo por el cual, en 2020, el Tribunal Supremo derogó una ley aprobada por el parlamento israelí que le permitía la expropiación, a cambio de una compensación económica, a los propietarios palestinos de tierras privadas en Cisjordania (tierras ocupadad por colonos judíos sin autorización oficial). La corte dictaminó que el parlamento no puede violar leyes internacionales humanitarias. 

Distinto es el caso de las propiedades en Jerusalén oriental, en el distrito de Sheij Jarrah, ya que en el lado Palestino quedaron ocupadas distintas propiedades compradas por familias judías antes de la guerra de 1948. Entonces, el principal detonante del actual conflicto con Hamas estalla con un grupo de colonos reclamando las casas en disputa y  amenazando  con el desahucio a seis familias palestinas. 

El control y vigilancia de parte del Estado Israelí genera, por un lado, una gran presión psicológica sobre la población palestina y, por otro, un conflicto inminente con los colonos israelíes. Por lo tanto, existe una falta de igualdad ante la ley, ya sea por estos sistemas de vigilancia y controles como la separación fronteriza entre un Estado democrático consolidado y un Estado en formación. A su vez, el plan de paz de la anterior administración Trump fue truncado en el parlamento israelí. Este plan preveía la anexión de parte del territorio de Palestina a cambio de una compensación económica y la independencia de un Estado Palestino reducido. 

Imagen: BBC / B´Tselem

Una guerra híbrida actual es una guerra de operaciones psicológicas  

Tanto Hezbollah con la guerra de 2006 como Hamas y su uso de una milicia armada en el llamado metro de Gaza” (una red de túneles subterráneos que se abren paso hasta la frontera con Egipto) han demostrado poder adaptarse y modificar su capacidad de acción. Así, su principal estrategia ha sido un bombardeo “a ciegas”, pues la mayoría de los misiles son no guiados, con una pequeña cantidad de misiles guiados o con blancos importantes. 

El objetivo de Hamas es influenciar en la opinión pública en elecciones o frenar momentáneamente la economía de Israel, encarando la lucha armada desde una óptica de guerrillas y, si es posible, en terrenos de “mega ciudades” debido a la densidad demográfica de Gaza. Pese a ello, se debe recalcar que el accionar de ambas organizaciones no busca evitar las bajas de civiles. La elección de los medios de comunicación como mecanismos generadores de conflicto tiene sentido considerando la globalización y la polarización en la propiedad de los mismos. Los actores políticos compiten por imponer una agenda mediática tanto de los asuntos de interés como del contenido de la agenda. 

De hecho, se puede decir que se busca la atención de la prensa y las redes sociales, espectacularizando los diversos conflictos, mediatizando y convirtiendo en un espectaculo los bombardeos masivos a Israel y la posterior retaliación de Israel sobre la franja de Gaza. Esta espectacularización de la guerra es parte de sus estrategias de guerra cultural y mediática. Es una estrategia usual de Hamás, pero su perfeccionamiento proviene de los manuales de operaciones psicológicas y la capacitación de expertos provenientes del Pasdaran (Guardia Revolucionaria Iraní). 

Una vez que es mediatizado el conflicto a nivel global, el campo de batalla atraviesa las redes sociales, empresas y agencias de noticias. La mayor arma de Hamas no son sus misiles, sino la información y su audiencia objetivo. Hamas ha disparado miles de cohetes contra la zona metropolitana de Tel Aviv, donde se encuentra la mayor concentración de población judía después de Nueva York. Cuenta, además, con 10 mil cohetes aproximadamente en su arsenal, aunque ninguno de ellos representa una amenaza significativa para Israel. Estas armas ingresan de contrabando y son ensambladas dentro de la Franja de Gaza vía Egipto o por mar.

Debido a la estrategia de Hamas (atacar a la población civil y generar miedo con el fin de influir en las elecciones de la Knesset), Israel se autoproclama como el protector de los civiles, acusando a la organización de escudarse en edificios como hospitales y escuelas arriesgando a la propia población de la Franja de Gaza. De este modo, Israel ha invertido en mejorar su sistemas integrados de defensa aérea, conocido como “Iron Dome”.

Los civiles palestinos en la Franja de Gaza son igual de inocentes que los civiles israelíes, no obstante, es claro el uso político de los bombardeos con misiles guiados a Gaza por parte de Hamas. En consecuencia, las autoridades de salud de Gaza informaron que 39 mujeres, 17 personas mayores (de 60 a 90 años) y 66 niños han fallecido. Entre ellos había 11 niños de entre 5 y 15 años inscritos en el programa de alivio de traumas del Consejo Noruego para Refugiados. Estas muertes se deben a la estrategia israelí de bombardear las casas de los principales líderes de Hamas, mientras que esta última aglomeraba familias dentro de las mismas.

A su vez, la alta tasa de letalidad se debe a los bombardeos a la infraestructura militar subterranea presente en la franja de Gaza. Los bombardeos de la Fuerza Aérea de Israel buscan minimizar las bajas de civiles enviando mensajes SMS diez minutos antes de cada explosión. La estrategia de Hamas pretende utilizar la victimización de los palestinos, que realizan los medios de comunicación, a su favor para demonizar a las tropas del Ejercito israelí. Muchos analistas entienden que Hamas se beneficia de la muerte de civiles, llamando a su estrategia como la de los “bebés muertos”. 

Se considera que este tipo de tácticas y estrategias de “victimismo” son propias de la lucha cultural y mediática, influyendo en la subjetividad de quienes están adentro y afuera del conflicto. A nivel psicológico, permite un sentimiento de que, tanto individual como colectivamente, los palestinos de Gaza pueden identificarse como víctimas, en una escala mucho mayor que la población de Cisjordania. 

El victimismo es un elemento común de la narrativa nacionalista de Palestina. A partir de la expulsión de más de 700 mil palestinos después de la guerra de 1948, surge el Día de la Nakba o “Día de la catástrofe”. Este sentimiento común es verdaderamente legítimo y es utilizado por la Autoridad Palestina para construir su identidad nacional. Pero Hamas decide llevar esta narrativa a sus límites, manteniendo una mentalidad de asedio sobre la población de Gaza. Por lo tanto, Hamas sería visto como su representante legítimo con acciones bélicas “legítimas”, generando un ciclo iterativo en el cual se reclutan más militantes, se consigue financiamiento y apoyo mediático, y se difunde mayor propaganda. 

El gobierno israelí también emplea el victimismo para legitimar su continuo conflicto con Hamás y la represión en Cisjordania, con la idea de evitar una nueva Shoá (catástrofe). Desde la construcción identitaria israelí, los intentos de invasión pan-arabes y los bombardeos de Hamás son un intento de iniciar una nueva Shoá contra los habitantes de Israel, y la vigilancia, colonización en Cisjordania o la guerra contra Hamas, un intento de evitarlo. 

Hamas se desentiende del riesgo de lanzar sus cohetes, arriesgando las vidas de la gente de Gaza y de sus propios militantes más fieles. La Tzahal tomó nota de la estrategia comunicacional, tanto de Hamas como de los medios de comunicación occidentales y árabes, y decidió anunciar una invasión terrestre hacia la Franja de Gaza a modo de señuelo. Ello obligó a los combatientes de Hamas a movilizarse a través de los túneles, el verdadero objetivo de los bombardeos de la Tzahal. Así, la respuesta israeli fue una operación psicológica y mediática, además de su usual demostración de poder duro y militar. 

Al derrumbar los túneles, el metro de Gaza quedó parcialmente inutilizado y con una cantidad desconocida de combatientes muertos. Por su parte, la Asociación de Prensa Extranjera con sede en Jerusalén se mostró indignada por lo ocurrido, pues varios edificios de prensa fueron destruidos durante las operaciones terrestres. La Tzahal dijo que había cometido un “error de buena fe” y calificaron de “conspiración” la afirmación de “manipulación de parte de la prensa local». 

Las consecuencias de las operaciones 

No se tienen números exactos debido a la divergencia de datos entre Hamas e Israel, pero los activos de Hamas dañados o destruidos por el bombardeo de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), de acuerdo con Forbes, incluyen:

  • La mayoría de los barcos y gran parte del personal de la fuerza de comando naval de Hamas
  • Diez edificios del «gobierno» de Hamas, incluido su Ministerio del Interior
  • 11 edificios «militares», incluido uno que alberga la rama cibernética de Hamas
  • «Casi 30» comandantes superiores y un experto en ingeniería de cohetes murieron durante los bombardeos
  • Las casas familiares de al menos 15 líderes de Hamas
  • Algunos objetivos tácticos, como 340 lanzacohetes, al menos 7 equipos de misiles antitanque, y 2 equipos de lanzamiento de drones aéreos y 1 equipo de lanzamiento de drones submarinos

El bombardeo de la Fuerza Aérea Israelí, sin embargo, tuvo efectos más amplios sobre la población civil:

  • 53 edificios escolares dañados
  • 11 centros de salud y 6 hospitales dañados, incluido el único centro de pruebas y vacunación de Covid en Gaza, y 1 sede de la Medialuna Roja (homónimo a la Cruz Roja)
  • El líder de la campaña Covid-19 de Gaza fue asesinado junto con decenas de civiles en su edificio de apartamentos
  • La librería más grande de Gaza destruida
  • Una planta de desalinización quedó inhabilitada
  • La infraestructura de Gaza, incluidas las tuberías de alcantarillado de electricidad, se ha dañado por la explosión de bombas y, según se informa, el 50% de la red de tuberías de agua.

Con el saldo mencionado, un alto al fuego era necesario para la supervivencia de muchos activos militares de Hamas, además de obtener tiempo para reponer su arsenal. Aun así, las protestas y nuevos hechos de violencia continuaron entre la las IDF y manifestantes de Cisjordania durante los últimos meses. 

Hamas introdujo el uso de globos incendiarios en las zonas agrícolas y las Tzahal mantiene su estrategia de bombardeos quirúrgicos en la Franja de Gaza. En vistas de ello, diferentes países y representantes de organismos internacionales han enfatizado la necesidad de consolidar el alto el fuego y denunciar las consecuencias para la población de Gaza. Por último, Israel continúa con sus gestiones diplomáticas en Medio Oriente, siendo su último gran logro los Acuerdos de Abraham.

Israel tiene una gran influencia en países como Marruecos, Arabia Saudita, Egipto y Jordania, pero especialmente en Emiratos Árabes Unidos, donde el pasado 29 de junio se inauguró la primera embajada de Israel en un país del Golfo Pérsico, ubicada en Abu Dabi. Un acercamiento regional calificado de «traición» por la comunidad palestina, aunque puede acercar posiciones entre Israel y la Autoridad Palestina (no así con Hamas, que ve más motivos para reproducir su radicalización y su influencia en Gaza). 

No se vaticina un posible estrechamiento de relaciones entre Hamas y Al Fatah que permita celebrar elecciones libres, justas y competitivas en Palestina. Esta eterna recurrencia del conflicto persiste, debido a una construcción identitaria de Israel y Palestina que justifica el conflicto y la violencia.

Leonardo Cabral

Leonardo Cabral tiene 23 años, es estudiante avanzado en el Plan Conjunto de Gobierno y RRII, Política y Administración Pública en la Universidad Argentina de la Empresa, Buenos Aires, Argentina. Es miembro del Comité de Medio Oriente del Consejo Argentino para las RRII (CARI). Actualmente es el enlace de “Nueva Proyección” realizando y supervisando proyectos de diseños de políticas públicas sobre áreas como medio ambiente, defensa, salud, y economía, así como también en la confección de proyectos de ley y la realización de entrevistas difundidas en medios digitales.

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Pefro
Pefro
07/11/2023 5:40 am

Excelente artículo