Mujeres, paz y seguridad

Tiempo de lectura:8 minutos

Artículo inspirado en las intervenciones para la conferencia del 16 de junio del 2020 del Inter-American Defense Board – IADB

El papel de las mujeres en puestos de liderazgo militar es uno de los más recientes reconocimientos del mundo moderno, algo reciente, novedoso y que trae consigo interrogantes respecto a su desempeño. Nos encontramos en un mundo hecho y moldeado por y para hombres, en donde la participación de las mujeres en los distintos ámbitos del Estado es relativamente reciente, más aún cuando se habla de instituciones castrenses u operaciones de paz. Entonces, ¿cuál es su papel en el mantenimiento de la paz y seguridad?

A pesar de la escasez de un enfoque de género, muchas mujeres han encontrado y se han abierto camino hacia altos cargos militares, en donde no están exentas de peligros y cuestionamientos por el ejercicio de su trabajo. De por sí, representa un acto de valentía digno de admirar en un ámbito en el cual continúa poniéndose en entredicho el liderazgo de las mujeres en tareas habitualmente asumidas por varones. 

En la siguiente reflexión, se tocarán tres puntos: las experiencias de éxito de las mujeres en las operaciones militares y de seguridad, la inclusión de la mujer en la seguridad militar, y las perspectivas de género en defensa y seguridad.

Experiencias de éxito de las mujeres en operaciones militares y de seguridad

La Capitana de Corbeta y parte del Ministerio de Defensa de España, Eva Jara, mencionó que las guerras dejan profundos estragos en la población, pero los efectos son especialmente cruentos para mujeres y niñas. Ellas se enfrentan a brutales actos de violencia sexual, ya que son parte de la población vulnerable y,  muchas veces, no tienen más opciones que rahuir o unirse a las guerrillas como combatientes donde son usadas como armas de guerra y política. En el mismo sentido, la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas relata que las mujeres y niñas sufren consecuencias específicas de la violencia armada que, hasta hace poco, seguían invisibilizadas. Sin embargo, no solo son descritas como víctimas, sino que dicha Resolución reconoce que pueden ser agentes de cambio. 

En milicia, existen operaciones que sólo las mujeres pueden realizar e información que únicamente ellas pueden proporcionar; por ejemplo, en diversas culturas, los cateos o registros deben realizarlos otras mujeres. El personal femenino militar especializado en género es esencial, ya sea por el temor al personal militar masculino o por cuestiones religiosas, de tradición o cultura, donde la mujer militar es el único enlace con la población femenina para poder brindarles la protección y seguridad adecuada. Todo esto redunda en una confianza mutua entre la sociedad y las Fuerzas Armadas, al tiempo que ganan las misiones mayor credibilidad. Es un referente de igualdad para estas sociedades, ya que el hecho de que realicen las mismas tareas que sus compañeros militares hacen que sean un ejemplo a seguir y una motivación para luchar por sus derechos y vindicar su papel en la sociedad. También constituye un ejemplo de igualdad para los hombres porque ayuda a normalizar el papel de la mujer realizando el tipo de tareas que normalmente están fuera de los cánones establecidos. 

El papel de la mujer en la sociedad es esencial para su reconstrucción y desarrollo después del conflicto, por lo que las misiones con mujeres tienen como eje visibilizar su impacto social en el personal civil femenino. Además, se genera una relación de confianza que puede ayudar en temas de salud, derechos humanos, contrainteligencia y procesos de paz. Por otro lado, el papel de la mujer en la resolución de los conflictos es imprescindible y aumenta su eficacia. Las palabras claves que definen esta intervención son: credibilidad, eficacia y sensibilidad en igualdad de funciones. Por estas razones, la inclusión de la perspectiva de género, tanto en operaciones como en el proceso de formación de las Fuerzas Armadas, no es una opción, sino un mandato. Por ejemplo, en la OTAN y la UE, al realizar las mismas tareas que sus compañeros militares hombres, constituye un ejemplo a seguir y despiertan una motivación sincera para luchar por sus derechos y vindicar su papel en la sociedad.

En las últimas décadas se ha observado a nivel internacional el papel creciente de la perspectiva de género en el ámbito de defensa y seguridad, constituyéndose en la actualidad como un aspecto de gran relevancia en las Fuerzas Armada. En línea con ello, desde el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mantiene la agenda “Mujeres, Paz y Seguridad”, la cual ha sido considerada un paso sustancial para la participación de la mujer como actor relevante en el éxito de las acciones de prevención y procesos de paz. En 1993, las mujeres representaban el 1% del personal militar desplegado. Para el año 2019 representaban un 4 7% de participación en misiones de mantenimiento para la paz. Aunque la ONU promueve la designación de mujeres en este campo, indefectiblemente la responsabilidad de realizar el proceso de inclusión en cuanto a la equidad de género dentro de sus instituciones castrenses recae sobre los Estados miembros. 

En el caso de España, las mujeres forman parte del cuerpo militar desde el año 1994 en aspectos como la contrainteligencia y disuasión. Con el tiempo, la cantidad de mujeres se ha incrementado con cada misión. En el ámbito militar nicaragüense, desde su formación, el Ejército ha tomado en cuenta la inclusión de género en la institución proyectando el rol de la mujer en todas las áreas de su desarrollo profesional. Esto incluye áreas como la medicina, comunicaciones, infantería, artillerías especialistas navales, pilotos, y logística, entre otras; siendo mujeres preparadas y comprometidas con la defensa de la soberanía del país. 

Para Colombia, desde hace 35 años las mujeres tienen un papel preponderante en las fuerzas militares. Con marcados hitos exitosos y funciones específicas, los mismos van desde el trabajo de campo y rutina militar, hasta las asesorías jurídicas operacionales. Esto se reflejó en el contexto del largo conflicto armado que vivió el país tras su constante y larga lucha contra los grupos paramilitares y beligerantes. 

Ahora bien, la OTAN está implementando la perspectiva de género en todos los aspectos de la organización. Por esta razón, es importante resaltar que tiene su propia perspectiva de género. Esta diferencia con las naciones corresponde a la precedencia que tiene la perspectiva de esta organización respecto a las Naciones Unidas, más no a una diferencia sustancial o material en el ámbito de la inclusión y perspectiva de género. 

Inclusión de la mujer en la educación militar

En el año 1921, en Uruguay se integraron las primeras enfermeras militares a las Fuerzas Armadas, desempeñando tareas sanitarias, posteriormente administrativas, y más adelante de seguridad. Sin embargo, no fue hasta el año 1996 en que se admitieron a las mujeres en el Liceo militar, y fue en el año 2019 cuando llegaron las primeras oficiales a ocupar cargos de Jefatura en distintas unidades y reparticiones militares. En la perspectiva de las Fuerzas Armadas uruguayas, la educación convierte al personal militar en seres más empáticos y sociables, y el hecho de incluir mujeres constituye un aporte al mundo, uno  de ecuanimidad, desarrollo y crecimiento hacia un mejor futuro. 

En Chile, desde el año 1995, se permite el ingreso de la mujer a la intendencia, así como también al servicio militar femenino por dos años. La formación militar es de carácter mixta y tiene un escalafón que no distingue entre hombres o mujeres; el trato es totalmente equitativo, desde la elección de especialidades hasta el proceso de reclutamiento. Como parte de las lecciones aprendidas y de la inclusión y desarrollo de las mujeres en la carrera militar del país, la orientación de mando tiene como uno de sus principales objetivos, ha establecido la conciliación entre la vida familiar de las mujeres del servicio y su profesión. 

La primera mujer en alcanzar el servicio activo del Ejército y la Fuerza Aérea en México realizó este hito en el año 1934, y desde 1945 se empezaron a diversificar las funciones que podían ejercer las mujeres dentro de las Fuerzas Armadas. Fue en el año 2020 que las mujeres ingresaron a la escuela militar de mantenimiento y abastecimiento, y que se creó la escuela militar de aviación con la mención en Seguridad Pública de piloto aviador. Este largo recorrido se basa en dos fundamentos primordiales para el desarrollo de la institución mexicana: el derecho a la igualdad y el derecho a la no discriminación. El primero de ellos afirma que la mujer y el hombre son iguales ante la ley —en consonancia con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos—; mientras que el segundo hace referencia al párrafo quinto del artículo primero de la misma Carta Magna. Cabe destacar que las mujeres mexicanas tienen las mismas oportunidades de acceder a la totalidad de los planteles del sistema educativo militar, así como de continuar con la ruta profesional en igualdad de circunstancias que los hombres. El mayor reto es mantener las condiciones que permitan a la mujer en el servicio vincular su desarrollo profesional, personal y familiar sin que se generen condiciones de desigualdad en el ambiente laboral.

Perspectivas de género en defensa y seguridad

En la conferencia para la Junta Interamericana de Defensa, el ministro Augusto Cabrera Rebaza señaló que desde el Ministerio de Defensa del Perú se está reconociendo la contribución de la mujer en Defensa, que durante mucho tiempo fue subestimada en la historia, y que es necesario revisarla para reconocer con justicia este aporte. Las políticas específicas son una necesidad, y su incorporación en la legislación de los Estados es crucial para garantizar el acceso total de las mujeres a las Fuerzas Armadas. En el caso peruano, existe un Comité por la Igualdad de Género en el Ministerio de Defensa. El mismo ha tenido grandes resultados, que alcanzan incluso a la Policía Nacional. Es destacable además que, desde el año 2004, las mujeres son parte de las misiones y operaciones de paz que Perú envía cuando el Consejo de Seguridad lo requiere. Actualmente, Perú tiene a Nuria Esparch como titular del Ministerio de Defensa, siendo la primera vez que una mujer asume este cargo.

Reflexiones finales

Las experiencias de éxito nos muestran que las mujeres son necesarias en las Fuerzas Armadas, sobre todo cuando se tratan de misiones y operaciones de paz, las cuales requieren especial sensibilidad y cuidado por la idiosincrasia y vulnerabilidad de las personas a las que se les brinda protección. 

En relación con la inclusión de las mujeres en la educación militar, este ha sido un proceso con avances y retrocesos, en muchos casos no reconocido. Por esta misma razón es que es necesario recurrir a la historia para reivindicar el papel de las mujeres al servicio de su Nación. Asimismo, se debe tener en cuenta que es menester brindarles las herramientas para ejercer su profesión para superar las imposiciones culturales que podrían truncar sus carreras. El asesoramiento de personal, las buenas prácticas, la cooperación internacional, así como el acompañamiento de distintos organismos internacionales, son parte de la consolidación de la perspectiva de género y de la integración plena de las mujeres en las Fuerzas Armadas. 

Finalmente, la perspectiva de género en temas de seguridad y defensa es un proyecto no postergable, pero que requiere de la cooperación de diversos actores de la comunidad internacional. Las mujeres no son una opción, una cuota o un accesorio para las Fuerzas Armadas; son necesarias. Cuando este hecho termine de instalarse como política en las instituciones castrenses, habremos dado un paso más hacia una sociedad más justa y, sobre todo, más eficiente.

Portada: Foreign Affairs Latinoamérica

Carolina Cavero

Carolina Cavero tiene 22 años, es Politóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú. Es Profesora Adjunta de DIP, RRII, OI y Polemología. Trabajó para la Unión Europea en la Misión de Observación Electoral durante las elecciones extraordinarias Perú 2020. Asimismo, realizó sus prácticas pre profesionales en la Dirección de Desarrollo e Integración Fronteriza del Ministerio de RREE del Perú y fue directora asistente en el “Harvard National Model UN-LA”. Ha colaborado con diversos medios académicos de su país, escribiendo artículos y columnas.

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Victor Maguina
Victor Maguina
24/06/2021 4:02 pm

Excelente artículo.